sábado, 30 de marzo de 2013

TAREA 3. EL MAGO DE LAS COMETAS



Una vez un persona que, usando ciertas técnicas y trucos, hace cosas sorprendentes que parecen reales inventó un aparato para hacer juguetes que consisten en un armazón muy ligero cubierto de papel, plástico o tela y sujeto a un cordel que se va soltando para que el viento lo eleve. Se parecía un poco a una máquina de cortar sopa, pero no era igual, y servía para fabricar cometas para todos los gustos, grandes o pequeñas, con la cola sencilla o doble, con luz amarilla o encarnada, etcétera. El mago iba por los pueblos y las lugares donde viven muchas personas, con casas formando manzanas, calles, tiendas y todos los servicios necesarios, cuya población se dedica principalmente a actividades industriales y de servicios y no dejaba de acudir a ningún mercado; iba incluso a la Feria de Muestras de Milán y a la Feria de Caballos de Verona, y mostraba su aparato en todas partes, explicando su funcionamiento. Las cometas salían pequeñas, con un hilo para sostenerlas, pero luego, a medida que iban subiendo, se hacían del tamaño deseado, e incluso las mayores eran facilísimas de manejar.

La gente se aglomeraba en torno al mago, como hace siempre alrededor de los que venden aparatos en los mercados, ya sean para hacer más finos los fideos o para pelar patatas, pero nunca compraban ni una cometa de las más pequeñas.

- Si fuera un bolsa de goma o de otro material flexible que se llena de aire o de un gas menos pesado que el aire, y que utilizan los niños para jugar o se coloca como adorno en algún lugar, quizá - decía una buena mujer -, pero si le compro una cometa a mi hijo, es capaz de hacer cualquier travesura.
Y el mago: - ¡Vamos, ánimo! Vuestros hijos irán a las estrellas; comenzad a acostumbrarlos desde pequeños.
- No, no gracias.

Puede que vaya alguien a las cuerpos celestes que brillan en el cielo con luz propia, pero mi hijo, de seguro que no. - ¡Cometas! ¡Cometas de verdad! ¿Quién quiere cometas? Pero no las quería nadie. El pobre mago, a consecuencia de no comer, porque no ganaba ni una peseta, se quedó en la piel y los pieza del esqueleto de los animales vertebrados, de naturaleza dura y resistente y color blanco, que tiene diversos tamaños, formas y funciones. Y una tarde que tenía más hambre que de costumbre transformó su aparato para hacer cometas en un quesito y se lo comió.

Gianni Rodari
Cuentos por teléfono. El mago de las cometas.

Corrección de la actividad de Jorge:


                                           Corrección de la actividad de Lucía:





OS FELICITO, POR LOS RESULTADOS DE LA ACTIVIDAD.

Un saludo.